
Se dice que, desde los inicios de la Tierra, el hombre, la bestia y todos los seres mágicos convivían en completa paz y armonía bajo el árbol padre; pero se dice también que el hombre fue creado con un agujero de ambición en el corazón que no se llenaría con conocimiento ni poder alguno y que en su infinita avaricia el hombre quiso extender sus dominios por toda la Tierra. La sangre de muchos duendes y gnomos fue derramada en la guerra contra el hombre. El rey Valorg contempló la masacre con horror y llamó a una tregua.



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